Sin embargo, 2005 fue el año del boom de la RFID como parte de la cadena de suministros, cuando el gigante de las compras por departamento en Estados Unidos, Walmart, exigió a sus proveedores incluirlas para poder continuar haciendo negocios con ellos.
Actualmente, se conocen dos tipos de etiquetas, las pasivas y las activas. Las pasivas permiten transmitir información a menos de un metro de distancia y tienen una vida corta debido a que no contienen batería. Por el contrario, las activas tienen una batería que les permite un mayor alcance, hasta 10 metros, y su vida útil puede llegar hasta los 10 años.
Las etiquetas pueden ser adheridas a un producto, un animal o una persona y monitorear distintos datos según su configuración; algunas pueden recolectar datos del objeto al que estén pegadas tales como humedad, vibración, luz, radiación y temperatura.
Por lo anterior, las etiquetas pueden satisfacer diferentes necesidades de productores y clientes dentro de la cadena de suministro, desde la actualización de inventarios para realizar pedidos hasta la prevención de errores humanos en la localización final del producto.
INVENTARIOS Y DISTRIBUCIÓN
Un lector de etiquetas puede registrar hasta 40 por segundo, esto hace que los volúmenes de carga dentro de un local puedan ser monitoreados en tiempo real, permitiendo la actualización del inventario.
También permite hacer seguimiento a los productos en la cadena de suministro o durante el envío. Diferentes lectores ubicados a lo largo de los trayectos pueden informar al jefe de entrega o logística sobre su ubicación y el estado en el que se encuentran. Si alguno de los productos enviados registra un desperfecto, la información llegará al centro de acopio en tiempo real y permitirá a la empresa suplir, compensar o solo informar al cliente el inconveniente, mejorando así la capacidad de comunicación entre la empresa y sus usuarios, además de reforzar la imagen de confianza y responsabilidad de la compañía.
PEDIDOS Y SEGURIDAD
El sistema no solo sirve para mejorar el control de producción versus el stock, sino que también permite a los clientes realizar los pedidos de una forma más rápida y eficiente. Cada producto registrado como vendido se descuenta automáticamente del inventario de uno o de todas las sucursales del cliente; dependerá del sistema que se utilice. El tamaño de las etiquetas permite que sean posicionadas en lugares de poca visibilidad, aumentando la seguridad dentro de los locales, evitando pérdidas y robos. Se debe tener en cuenta que el posicionamiento puede afectar la posibilidad de ser leídas, por lo que se debe verificar la efectividad una vez sean posicionadas en el producto deseado.
Algunas etiquetas puede reutilizarse, esto requiere acceso al sistema para la reescritura. Esta opción reduce costos, pero además, contribuye a la seguridad de los objetos: los códigos de barras pueden ser falsificados con mayor facilidad, mientras que las etiquetas, debido a su componente electrónico, no.
ESTADO DEL PRODUCTO Y CONTROL DE CALIDAD
La etiqueta RFID puede ser programada para transmitir determinada información. En el caso de alimentos o medicamentos, podría controlarse el estado de los productos susceptibles a factores del medio ambiente como vibraciones, luz solar, calor o frío, entre otros, durante su transporte.
En el caso de las vacunas, por ejemplo, estas deben ser transportadas bajo estrictas condiciones de temperatura, si estas condiciones cambian la vacuna será afectada, exponiendo la salud del paciente que sea inyectado con esta. Una etiqueta RFID puede permitir a los organismos de control o a la empresa farmacéutica verificar que las vacunas estén siendo manipuladas de forma correcta, para que, en caso contrario, las autoridades de salud puedan tomar medidas frente al asunto.
En el caso de los alimentos, las etiquetas RFID permiten controlar las fechas de preparación, consumo óptimo y caducidad. El consumo óptimo es más conocido como ‘mejor antes de’, mientras que la fecha de caducidad es la ‘fecha de vencimiento’.
ERRAR ES HUMANO
La utilización de etiquetas de radiofrecuencia permite a los sistemas vinculados tener un control exacto sobre las cantidades, lugares y manejo de los productos. Los operarios pueden verificar el número de productos que debe haber por secciones o dentro de cada embarque con solo pasarlos por el lector. Dado que cada etiqueta puede ser diseñada para recolectar información específica, los lectores pueden registrar diferentes etiquetas advirtiendo de esta manera si hay o no producto. Esto también puede servir para envíos de pedidos mixtos, pero sobre todo para disminuir la probabilidad de errores humanos.
En países como Colombia, que tiene una geografía compleja y un sistema de carreteras en desarrollo, la RFID puede contribuir a un manejo más eficiente del tiempo de distribución de productos. En el caso de recolección de alimentos, como pasa con los lácteos y otros productos perecederos, se puede informar en tiempo real su ubicación y estado, evitando, como en el ejemplo de las vacunas, afectar al consumidor final.
Actualmente, algunas de las fábricas de RFID son TagMaster, Identec Solutions, Siemens, Nedap, WhereNet, Blue Soft y Syris. En Latinoamérica, una de las más conocidas es EgoMéxico.